jueves, 21 de enero de 2010

UN ABRAZO

Ya digo que la elección de un imitador de Elvis como protagonista de mi novela no nació de una admiración innata, sino del asombro. De ahí que no pudiera echar mano de la experiencia para construir al personaje, pues a lo más que llegaba era a unas pocas canciones y a una sensación de fastidio cuando de pequeño, en vez de una de vaqueros, los sábados por la tarde pasaban una de las suyas. ¿Qué hacer entonces? Desde que en febrero de 1884 Zola viajó a Anzin para empaparse de la vida de los mineros, que habían iniciado una huelga que iba a durar tres meses y que se estaban convirtiendo sin saberlo en los protagonistas de una novela inmortal, la documentación es una puerta para entrar por la literatura en mundos ajenos. No es que yo me haya dejado crecer las patillas y un tupé, pero casi. Camina una milla con mis zapatos –canta Elvis- antes de que abuses, me critiques o acuses. Y eso es justo lo que hice: me calcé sus zapatos de ante azul y empecé a andar, muy despacio al principio y cayéndome con frecuencia, pero la ayuda de muchos amigos le dio a ese calzado la virtud de las botas de siete leguas, con las que he recorrido miles de kilómetros y de páginas. Por eso me complace nombrarlos aquí y enviarles un abrazo tan caluroso como el que en la foto promete este Elvis entreverado de Pedro Picapiedra. Va por vosotros, pues: Juanjo y Reme (de la Edad de Oro), José Manuel Talens, Joaquín Huguet, Fernando Clemente, Vicente Ibáñez, Merche Villodre, Juan Carlos Villalba, Vicente Signes, Juan Miguel Signes, Javier Ballester, Victoria Villaescusa, José Ignacio Cases, Manoli Catalá, Cristina Villalba, Angel Alvarez Tomás, Rafael Ballester Añón...

6 comentarios:

  1. Me sería difícil explicar cómo he llegado hasta este blog. Lo que estaba haciendo antes era buscar por la red una versión que los Pet Shop Boys hicieron hace años de una canción de Elvis -sí, suena un poco lamentable pero estaba buscando una canción disco-. El caso es que, 45 minutos y muchas páginas web después, me he perdido y aquí estoy.

    He leído las tres entradas y me ha parecido muy interesante la mezcla de novela y comentarios. Me gustaría decirle que me ha gustado mucho y que lo único bueno de internet es que,de vez en cuando, uno se encuentra a personas con talento como usted, pero entoces me acuerdo del famoso "Váyase a la mierda!" y "Yo no necesito su admiración!", de Fernán Gómez, y pienso que mejor no tentar a la suerte. Así que, como observo que es un espacio reciente, me voy a limitar a desearle mucha suerte en esta aventura literaria y a cruzar los dedos para que no se canse usted de escribir antes que yo de leer.

    Nada más. Reciba un saludo de este nuevo lector.

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  2. Suerte con tu blog. Y, sobre todo, con tu libro. Y no tardes mucho en seguir escribiendo, me encanta leer tus palabras, ya que, como decían en el otro comentario, no es fácil encontrar a escritores con talento.

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  3. Muchas gracias a los dos. Es muy grato encontrar mensajes de ánimo en la orilla de mis textos, sobre todo ahora que echo a andar por este sitio.

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  4. Bien, Ricardo. Desde nuestra cerveza en la barra de "La Edad de Oro" hace algunas semanas veo que algo empieza a moverse en la red y espero que pueda ir convirtiéndose en un río caudaloso y profundo como el Mississipi. ¡Buena suerte! Te prometo ir siguiendo las entradas.

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  5. Visto y suscrito. Es un auténtico placer para mi materia gris poder leerte por aquí.

    Paso inmediatamente enlaces a mi Facebook y lista de correo. A más de dos en Hispánicas les va a encantar.

    Nacho.

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  6. Gracias, Nacho. Me es muy reconfortante tu complicidad.

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